viernes, 10 de noviembre de 2017

Islandia - Etapa 6 - Cascadas de Detifoss y Selfoss



   Pensábamos que ya lo habíamos visto todo, que todo sería parecido o igual. Una igualdad brutalmente natural pero igualdad al fin y al cabo. Algo bonito pero repetitivo. Habíamos visto cascadas de todas las formas y dimensiones posibles. Habíamos caminado por el hielo, incrédulos ante la maravilla de tener un glaciar bajo nuestros pies. Habíamos soñado despiertos cuando miramos al cráter Viti a los ojos, a esos ojos de color turquesa. No podía haber algo más que nos sorprendiera, algo distinto, algo diferentemente mágico.

   Pero cómo pudimos ser tan injustos con aquella tierra que nos había regalado tantos momentos y lugares casi imposibles de describir. Cómo no creer en ella, cómo pensar que ya habíamos vivido todo. Ella, la del fuego entre el hielo, seguía teniendo mucho que ofrecer, una barra libre de espectacular naturaleza, de lugares únicos. Hoy nos volvía hacer retumbar la cabeza y el corazón.

   En nuestro camino, ya encontrábamos pequeñas cascadas que no eran más que el preludio de algo grandioso. Nos advirtieron de que lo que íbamos a presenciar era monstruoso pero, a la vez, increíblemente bonito. Algo habíamos oído, ya sabéis, leyendas que te dicen que existe, personas que te cuentan que la vieron. Temerosos seguimos nuestro camino hacia aquel monstruo llamado Detifoss.


  Ya de lejos sentimos su aliento. Una gran nube de rocío se dejaba ver desde cientos de metros antes. Y un sonido que se escuchaba entre el silencio. El sonido de una auténtica bestia, cada paso más fuerte, más intenso. Unas veces retumba con más fuerza que otras pero nunca deja que el corazón se le congele. Siempre late rápido, como un caballo desbocado que no tiene rumbo.

   Es tan bestial, tan enormemente brutal, tan escandalosamente gigante que no puede pasar un segundo sin que se sienta observada. Primero a lo lejos la miras incrédulo, con una pizca de temor, sabiendo que su fuerza es inmensamente más grande que tú. Y a pesar de todo, te obliga irremediablemente a acercarte.


   Y allí está, Detifoss, la cascada más caudalosa de Europa. Sus 100 metros de ancho hacen empujar con fuerza unos 200 m3 de agua por segundo sobre 45 metros de caída. Al acercarte podéis sentir la tierra retumbar bajo vuestros pies, como quejándose de semejante barbaridad. La naturaleza en su máxima expresión delante de ti, totalmente desnuda.



   Es impresionante situarte cerca de la caída de agua y sentir su fuerza. A su lado, uno parece muy pequeño y débil en comparación con la fuerza de la naturaleza. Nosotros nos quedamos hipnotizados varios minutos viendo como el agua caía y golpeaba las rocas. Una imagen y un momento inolvidables.

   Pero todavía quedaba otra sorpresa cercana a Detifoss. A unos 20 minutos andando río arriba se encuentra la cascada de Selfoss, no tan temible como la anterior pero diferente por su longitud y forma. El agua del río Jökulsá á Fjöllum se deja caer por sus paredes de 11 metros de altura.



El sendero está bien señalizado con un primer letrero con indicación hacia la cascada Selfoss. Después, podéis seguir las picas de madera que indican el sendero. Aunque en algunas partes hay que superar alguna roca, no tendréis ningún problema en llegar. Merece mucho la pena acercarse.


Desde dónde ver la cascada Detifoss


   Uno de las decisiones que hay que tomar a la hora de emprender el camino hacia Detifoss es qué carretera tomar. Son dos las posibilidades que tenemos, cada una con un punto de vista diferente de la cascada ya que están en orillas opuestas.

1ª Opción - Carretera 864


   Si venís desde el Sur, accederéis a esta carretera desde la Ring Road. Si venís desde el norte, podéis tomarla desde la 85 si venís desde Husavik o desde la Ring Road si venís desde Akureiry. La carretera no está asfaltada pero es de tierra compacta por lo que se puede acceder con cualquier tipo de vehículo.  Al final llegaréis a un aparcamiento -grautito y con W.C.- desde donde podréis llegar a los miradores de Detifoss, así como al sendero que da acceso a Selfoss.

   Las vistas desde este lado de la orilla son espectaculares ya que te permite acercarte bastante a la cascada y tener unas vistas buenísimas de la caída de agua ya que la nube de rocío suele ir en la otra dirección. Nosotros escogimos esta orilla por este motivo.


2ª opción - Carretera 862


   Que esta opción no la eligiéramos no quiere decir que no merezca la pena. Por supuesto, tendréis otras vistas estupendas y diferentes de la cascada y seguro que os impresionará igual que desde el otro lado. Ya depende de los gustos de cada uno. Por esta carretera completamente asfaltada llegaréis a un aparcamiento -también gratuito y con W.C.- donde podéis dejar el coche. Desde esta orilla, salen varias rutas con las que podéis conocer más a fondo el cañón.



Qué ver en los alrededores de Detifoss y Selfoss


   Los alrededores de Detifoss son también espectaculares. Quizás se necesiten varios días para poder ver todo lo que tiene para ofrecernos pero basta perderse por alguna de las carreteras para encontrar imágenes que te hielan el corazón.



Cañón de Ásbyrgi


    Nuestra primera recomendación es que vayáis al Centro de Visitantes de Ásbyrgi, en la confluencia de las carreteras 862 y 864 con la 85 (en el mapa que os dejamos al final del post, lo tenéis marcado). Si os interesa el senderismo, allí tienen multitud de información sobre rutas cercanas que podéis realizar. Nosotros teníamos el día bastante abierto, así que decidimos ir a visitar la parte más estrecha del cañón de Ásbyrgi, un cañón en forma de herradura que tiene 3,5 kilómetros de longitud y donde las paredes se elevan hasta 100 metros de altura.

   Llegar es bastante sencillo y, tras dejar el coche en el aparcamiento (gratuito), podéis realizar varias rutas que están debidamente señalizadas. Tenéis rutas desde 30 minutos hasta varias horas, pudiendo ver la garganta desde una de las paredes verticales que la envuelven.

   Nosotros realizamos una ruta bastante corta pero que nos permitió ver un bonito bosque de abedules y un pequeño lago de color verde que nos gustó mucho.




Húsavik


   Húsavik es un pequeño pueblo de pescadores situado en el norte de la isla. Aunque hay un par de lugares interesantes que visitar en el pueblo, como su iglesia o el Museo de las Ballenas, este lugar es famoso por tener un 99% de probabilidades de observar ballenas durante todo el año. Hay varias empresas que realizan excursiones de avistamiento de ballenas donde podréis ver la peculiar jorobada -nosotros vimos varias- o, si tenéis suerte, la increíble ballena azul - desde mediados de junio a mediados de julio-.

Lago Myvatn


   El lago Myvatn concentra multitud de lugares interesantes en un radio de 30 kilómetros conectados por una carretera de circunvalación. Es una zona de gran actividad geográfica por lo que podéis encontrar desde cráteres rodeados de vegetación y agua hasta fumarolas que nos hablan de la fuerza que guarda el interior de la tierra islandesa. Además, es una zona muy valorada por los ornitólogos debido a la gran cantidad de aves que se pueden observar en el lado oeste del lago. Una auténtica joya en el norte del país que es de visita obligada.

Caldera de Askja y cráter Viti


   Esta caldera formada tras una increíble erupción en 1875, tiene 50 km2 de extensión y guarda uno de los puntos más impresionantes de Islandia. Además de las increíbles vistas de la caldera y su lago interior, merece la pena llegar al cráter Viti y observar las aguas geotermales de color turquesa que reposan en su interior. El problema es que sólo es accesible mediante 4x4 o realizando una excursión de día entero como hicimos nosotros y que podéis leer en nuestro post "Viti, el cráter que engullía colores".


Datos útiles


Kilómetros totales recorridos: 151 km desde Egilsstadir hasta Húsavik.

Gasolineras: En Egilsstadir podéis encontrar varias gasolineras. También vimos una en la carretera de circunvalación del lago Myvatn y en el pueblo de Húsavik.

Supermercados: En Egilsstadir encontraréis un supermercado Bonus -el más barato de Islandia- y en Húsavik un supermercado Netto -no tan barato pero con buenos precios-. Al lado del Centro de Visitantes del lago Myvatn había un pequeño supermercado pero los precios eran bastante altos.

Piscinas: Muy recomendable la piscina de Egilsstadir (700 ISK/5´8€). En Húsavik también cuentan con piscina municipal pero no la probamos.



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