Hay viajes que te cambian la vida y días que cambian un viaje. Como aquel en el que te despiertas temprano como cualquier otro día. Algo adormilada y con los pelos revueltos, caminas hacia la ventana para mirar qué se esconde detrás de aquella cortina que ya apenas consigue frenar los rayos de sol. Como cualquier otro día. Pero esta vez estás en Islandia y te espera un día especial. Así vas abriendo los ojos y tus pupilas empiezan a enfocar, todavía con dificultad, el paisaje que tienes ante ti. Y ahí te das cuenta de que no es como cualquier otro día. Ni como cualquier otro viaje. Ayer los dejaste allí y hoy no están, no hay rastro de ellos. Aquellos colores se fueron y sólo queda el gris. La hierba es gris, el cielo es gris y las flores, sí, todas grises.
Así que te empeñas en frotarte bien los ojos sin saber si sigues dormida, si aquel sueño sigue latiendo en tu cabeza, si quizás sigues en la cama sin saberlo. Pero no, todo es tan inmensamente real que te acurrucas en el sillón de la cabaña sin saber qué hacer. Sí, en ese sillón gris, con tu pijama gris y tu taza de café gris. Y entonces reaccionas, sabes que hoy te espera un sitio especial que visitar y, aunque con pena, decides marchar.
El paisaje de Islandia te sigue sorprendiendo pero esta vez es diferente. En aquella cascada que dejaste atrás tuviste que esforzarte para colorearla de azul en tu cabeza. Y en los campos que te rodean, ¿cuántos colores eres capaz de imaginar? Hay violetas, rojos y amarillos que te susurran al oído. Pero en tus ojos, delante tuyo, sólo hay campos grises. Cierras los ojos. Inspiras profundamente. Los vuelves a abrir. Gris.
Llegas al párking donde empieza la excursión a uno de los lugares más dificilmente accesibles de Islandia. El cráter Viti está en medio de la nada pero te han contado que es tan increíblemente bonito que te obligas a pensar que esas cuatro horas de autobús merecerán la pena. Un trayecto gris intenso.
Has pasado por inmensos campos de lava y has visto rios glaciares que engullen con fuerza el silencio para convertirlo en agua furiosa rugiendo entre las rocas. Cuando llegas, comienzas a caminar por un sendero y, sin darte cuenta, la nieve ya te cubre las rodillas. Sigues caminando con esfuerzo, soñando con ver el cráter. "Será bonito incluso gris", piensas intentando engañar a lo que tus ojos están observando.
Y ahí está, esperándote, imaginando tu ropa de vivos colores. Hasta él lo piensa y lo imagina. Cierras los ojos nuevamente. Inspiras profundamente y algo en tu cuerpo se remueve. Tus latidos se disparan mientras tus ojos se vuelven a abrir. Y allí...
Allí están. Se te eriza el bello del cuerpo. Estás rodeada de una de las imágenes más bonitas que jamás han visto tus ojos. Están todos los colores pero aquel turquesa te deja inmóvil durante unos minutos.
El trayecto de vuelta no es tan duro como antes aunque no dejas de pensar en Viti. Tus ojos se conmueven con el verde de los campos, con el azul del agua glaciar, con los tejados de aquellas casas que se pierden entre el paisaje. Un día especial descubriendo un país maravilloso. El día en el que soñaste y viviste rodeado de miles de colores. Como cualquier otro día...
Y si te has quedado con las ganas de visitar esta maravilla de Islandia, te contamos cómo puedes hacerlo...
El Cráter Viti se encuentra en la caldera de Askja, al noreste de Islandia. Su acceso es complicado ya que las carreteras que llevan a él son todas "F", es decir, que sólo son accesibles mediante 4x4 y, según vimos por el camino, tienes que controlar bastante el coche.
Cómo llegar
La forma más sencilla de llegar es contratando una excursión desde el Lago Myvatn. Nosotros fuimos con Myvatn Tours y lo especial es que te llevan en un bus 4x4. El trayecto son unas cuatro horas y los conductores están perfectamente preparados. El trayecto en ocasiones es algo pesado por la multitud de baches que hay pero vas realizando paradas y se hace más ameno.
Duración total de la exccursión: Unas 11 horas.
Precio: 23.000 ISK.*
También puedes llegar por tu cuenta si alquilas un coche 4x4 pero, repetimos, hay que controlar bastante ya que el camino es muy exigente. Cruzas varios ríos y, de hecho, vimos un coche que se había encallado en uno y otros tantos que volvían por no ser capaces de continuar. Además, las compañias de alquiler, en caso de accidente en una carretera "F", muchas veces no se hacen cargo de los gastos que se ocasionen.
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Qué forma tan bonita y plástica de transportarnos a Islandia... ¡gracias por este mini-viaje, chicos!
ResponderEliminarMuchas gracias!! Nos alegramos de que te hayamos hecho viajar a través de este cuento. Abrazos!!
EliminarMaravilloso, me ha llegado :)
ResponderEliminarYo también quiero volver a ese país de los colores, desde luego Islandia pertenece a otra dimensión: la de los sueños :)
Muchas gracias, Patri! Tienes una cuenta pendiente con Islandia y seguro que cuando vuelvas y lo descubras al completo, te va a acabar enamorando. Uno de esos sueños por cumplir ;) Abrazos!!
Eliminar¡Me ha encantado chicos!. Esos colores del Vity tenían que tener alguna consecuencia en el resto de paisaje. Bien merece la pena un día gris si al llegar allí ves que los colores han ido a parar a semejante maravilla. Seguid contándonos cuentos. Un besazo
ResponderEliminarMuchas gracias, David!! El color del agua que hay en el cráter y toda la vista que se tiene desde allí es espectacular. Como dices, bien merece la pena el largo camino que tuvimos hasta llegar. Seguiremos contando cuentos ;) Abrazos!!
EliminarMuy chula la forma de contarlo, chicos!!!!! Me lo apunto para cuando vaya (algún día) a esa bestialidad de isla.
ResponderEliminarMuchas gracias Dani!! Creo que sería un destino que te encantaría y que te inspiraría a hacer grandes cosas, como siempre haces ;) Me encantaría verte por allí contando historias. Desde luego, cuando vayas nos tendrás pegados a tus redes, jajaja. Un abrazo!!
EliminarPreciosa forma de contarlo! Y menudas las ganas de ver esos colores con nuestros propios ojos! 😍
ResponderEliminarMuchas gracias chicos! Ya sabéis, no hay mejor forma de disfrutar un cuento que vivirlo personalmente. Seguro que os encantaría. Abrazos!!
EliminarMe ha encantado el juego de colores/sin colores. Ilustra perfectamente el texto y lo que deberías haber sentido allí. Y sí, en Islandia, aunque parezca que todo está gris... sólo hay que fijarse un poco más o seguir andando un poco más para encontrar la explosión de colores ;)
ResponderEliminarHola Kate!! Ya sabes que Islandia nos tiene enamorados. Es un lugar que nos inspira y que seguro nos hará volver una tercera vez. Hay muchos colores que descubrir...
EliminarAbrazos a los dos ;)